De manera frecuente me he encontrado con hombres que físicamente no eran gran cosa, mas que atraían a muchas personas, no solo mujeres, tan solo por su presencia física y su postura dominante. Probablemente también te habrás encontrado casos como este. Con eso está todo dicho.
Ignacio tenía cincuenta años, era un tipo de otra época: serio, culto, tímido, muy inseguro, maestro de matemáticas, su esposa era catedrática, una mujer preparada, sumamente fea, desde luego muy sangrona.
Las parejas felizmente casadas afirman, que el matrimonio les ha enseñado a admitir las fortalezas y posibilidades de cada uno. Ellos arguyen que al hacer eso, ellos convierten lo ordinario en extraordinario.
En aquel tiempo se acercaron los acólitos a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De determinado os digo que si no os volvéis como pequeños, no entraréis en el reino de los cielos
Normalmente se tiene uno u otro de esos poderes sensuales pero rara vez los dos. La persona que sabe desarrollar tanto la manera externa como la interna de su sensualidad llegará a magnetizar a los demás.
Son los que no han dicho nada, pero cuando los llamamos ahí están dispuestos a escuchar, acompañar en el proceso, o bien, son los que afirmaron que sí cuando los pedimos de testigos a pesar de conocerla a ella y que sabían en lo que se metían.
En este contexto, los jóvenes se conceptuaban en forma distinta, su autoestima era proporcional a de qué forma eran tratados. La adolescencia sólo tenía relevancia por ser la etapa de tránsito cara la adultez.
Al principio es muy difícil atestar los silencios. Cuando no hay intereses en común o ni tan siquiera se sabe si los hay o no, el silencio es riesgo de aburrimiento. Y lo último que queremos es que esa persona nos relacione con aburrirse.
Vas a tomar la mano de tu amada. Vas a sonreír y te darás cuenta de que todo el dolor, todos y cada uno de los problemas, las aventuras y, asimismo, este texto, han formado las vías que te llevan a esa estación en el futuro llamada dicha.
Cuántas veces la vida te presenta lo contrario a lo que quieres. A cualquiera le pasa y al principio el dolor y la tristeza y la resistencia a soltar el deseo de lo que nunca será es la respuesta más humana.
